PRIMER LIBRO SE SAMUEL CAPITULO 7 VERSOS 1 AL 17

PRIMER LIBRO SE SAMUEL CAPITULO 7 VERSOS 1 AL 17

7 Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová,
y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y
santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Je-
2 hová. Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron
muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en
3 pos de Jehová. Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo:
Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los
dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro
corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de
4 los filisteos. Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales
5 y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová. Y Samuel dijo: Reunid
6 a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová. Y
se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante
de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra
Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en
7 Mizpa. Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban
reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos
contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor
8 de los filisteos. Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel:
No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para
9 que nos guarde de la mano de los filisteos. Y Samuel tomó un
cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y
10 clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó. Y aconteció
que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos
llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó
aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemo-
11 rizó, y fueron vencidos delante de Israel. Y saliendo los hijos
de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta
12 abajo de Bet-car. Tomó luego Samuel una piedra y la puso
entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo:
13 Hasta aquí nos ayudó Jehová. Así fueron sometidos los filis

417 I Samuel 7. 14–8. 14
teos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel; y
la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de
Samuel. Y fueron restituidas a los hijos de Israel las ciudades 14
que los filisteos habían tomado a los israelitas, desde Ecrón
hasta Gat; e Israel libró su territorio de mano de los filisteos.
Y hubo paz entre Israel y el amorreo. Y juzgó Samuel a Israel 15
todo el tiempo que vivió. Y todos los años iba y daba vuelta 16
a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos
lugares. Después volvía a Ramá, porque allí estaba su casa, 17
y allí juzgaba a Israel; y edificó allí un altar a Jehová.

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PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 6 VERSOS 1 AL 21

PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 6 VERSOS 1 AL 21
6 Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos sie-
2 te meses. Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y
adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca de Jehová? Hacednos
saber de qué manera la hemos de volver a enviar a su
3 lugar. Ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la
enviéis vacía, sino pagadle la expiación; entonces seréis sanos,
4 y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano. Y
ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Ellos
respondieron: Conforme al número de los príncipes de los filisteos,
cinco tumores de oro, y cinco ratones de oro, porque una
misma plaga ha afligido a todos vosotros y a vuestros prínci-
5 pes. Haréis, pues, figuras de vuestros tumores, y de vuestros
ratones que destruyen la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel;
quizá aliviará su mano de sobre vosotros y de sobre vuestros
6 dioses, y de sobre vuestra tierra. ¿Por qué endurecéis vuestro
corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón?

415 I Samuel 6. 7–19
Después que los había tratado así, ¿no los dejaron ir, y se fueron?
Haced, pues, ahora un carro nuevo, y tomad luego dos 7
vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, y uncid
las vacas al carro, y haced volver sus becerros de detrás
de ellas a casa. Tomaréis luego el arca de Jehová, y la pon- 8
dréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de pagar
en ofrenda por la culpa, las pondréis en una caja al lado de
ella; y la dejaréis que se vaya. Y observaréis; si sube por el 9
camino de su tierra a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan
grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido,
sino que esto ocurrió por accidente. Y aquellos hombres 10
lo hicieron así; tomando dos vacas que criaban, las uncieron
al carro, y encerraron en casa sus becerros. Luego pusieron 11
el arca de Jehová sobre el carro, y la caja con los ratones de
oro y las figuras de sus tumores. Y las vacas se encaminaron 12
por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando
y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y
los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de
Bet-semes. Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; 13
y alzando los ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la
vieron. Y el carro vino al campo de Josué de Bet-semes, y 14
paró allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera
del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová.
Y los levitas bajaron el arca de Jehová, y la caja que estaba 15
junto a ella, en la cual estaban las joyas de oro, y las pusieron
sobre aquella gran piedra; y los hombres de Bet-semes sacrificaron
holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel
día. Cuando vieron esto los cinco príncipes de los filisteos, 16
volvieron a Ecrón el mismo día. Éstos fueron los tumores de 17
oro que pagaron los filisteos en expiación a Jehová: por Asdod
uno, por Gaza uno, por Ascalón uno, por Gat uno, por Ecrón
uno. Y los ratones de oro fueron conforme al número de todas 18
las ciudades de los filisteos pertenecientes a los cinco príncipes,
así las ciudades fortificadas como las aldeas sin muro. La
gran piedra sobre la cual pusieron el arca de Jehová está en
el campo de Josué de Bet-semes hasta hoy. Entonces Dios 19
hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado

6. 20–7. 13 I Samuel 416
dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta
mil setenta hombres. Y lloró el pueblo, porque Jehová lo había
20 herido con tan gran mortandad. Y dijeron los de Bet-semes:
¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿A quién
21 subirá desde nosotros? Y enviaron mensajeros a los habitantes
de Quiriat-jearim, diciendo: Los filisteos han devuelto el
arca de Jehová; descended, pues, y llevadla a vosotros.

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PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 5 VERSOS 1 AL 12

PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 5 VERSOS 1 AL 12

Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron 5
desde Eben-ezer a Asdod. Y tomaron los filisteos el arca de 2
Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto
a Dagón. Y cuando al siguiente día los de Asdod se levan- 3
taron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante
del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su
lugar. Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, 4
he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del
arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus
manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado
a Dagón el tronco solamente. Por esta causa los sacerdotes 5
de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no

5. 6–6. 6 I Samuel 414
6 pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy. Y se agravó
la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los
7 hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio. Y viendo
esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del
Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre
8 nuestro dios Dagón. Convocaron, pues, a todos los príncipes
de los filisteos, y les dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de
Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel
9 a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel. Y aconteció
que cuando la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra
la ciudad con gran quebrantamiento, y afligió a los hombres
de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron
10 de tumores. Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y
cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces,
diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel
11 para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo. Y enviaron y
reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad
el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos
mate a nosotros ni a nuestro pueblo; porque había consternación
de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había
12 agravado allí. Y los que no morían, eran heridos de tumores;
y el clamor de la ciudad subía al cielo.

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PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 4 VERSOS 1 AL 22

PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 4 VERSOS 1 AL 22

4 Y Samuel habló a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel
a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a
2 Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec. Y los filisteos
presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel
fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en
3 la batalla en el campo como a cuatro mil hombres. Cuando
volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel d¼eron:
¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos?
Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para
que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros
4 enemigos. Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca
del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines;
y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con
5 el arca del pacto de Dios. Aconteció que cuando el arca del
pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan
6 gran júbilo que la tierra tembló. Cuando los filisteos oyeron
la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es ésta en el
campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová
7 había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo,
porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron:
8 ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. ¡Ay de nosotros!
¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos?
Éstos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el
9 desierto. Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no
sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed
10 hombres, y pelead. Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue
vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy
grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres
11 de a pie. Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos
12 de Elí, Ofni y Finees. Y corriendo de la batalla un hombre de
Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y tierra
13 sobre su cabeza; y cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado
en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón

413 I Samuel 4. 14–5. 5
estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues,
aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad
gritó. Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué 14
estruendo de alboroto es éste? Y aquel hombre vino aprisa y
dio las nuevas a Elí. Era ya Elí de edad de noventa y ocho 15
años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía
ver. Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la batalla, 16
he escapado hoy del combate. Y Elí dijo: ¿Qué ha acontecido,
hijo mío? Y el mensajero respondió diciendo: Israel huyó 17
delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad
en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron
muertos, y el arca de Dios ha sido tomada. Y aconteció que 18
cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás
de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque
era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta
años. Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cer- 19
cana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios
había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó
y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente. Y 20
al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella:
No tengas temor, porque has dado a luz un h¼o. Mas ella no
respondió, ni se dio por entendida. Y llamó al niño Icabod, 21
diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada
el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su
marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque 22
ha sido tomada el arca de Dios.

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PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 3 VERSOS 1 AL 21

PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 3 VERSOS 1 AL 21

411 I Samuel 3. 1–19
El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y 3
la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión
con frecuencia. Y aconteció un día, que estando Elí acostado 2
en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse
de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el 3
templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que
la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel; y 4
él respondió: Heme aquí. Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme 5
aquí, ¿Para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado;
vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. Y Jehová volvió 6
a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a
Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él d¼o:
Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y Samuel no 7
había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había
sido revelada. Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. 8
Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué
me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al
joven. Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, 9
dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel,
y se acostó en su lugar. Y vino Jehová y se paró, y llamó 10
como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo:
Habla, porque tu siervo oye. Y Jehová dijo a Samuel: He aquí 11
haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán
ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas 12
que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin.
Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la 13
iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios,
y él no los ha estorbado. Por tanto, yo he jurado a la casa de 14
Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás,
ni con sacrificios ni con ofrendas. Y Samuel estuvo acostado 15
hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová.
Y Samuel temía descubrir la visión a Elí. Llamando, pues, 16
Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme
aquí. Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego 17
que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me
encubrieres palabra de todo lo que habló contigo. Y Samuel se 18
lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová
es; haga lo que bien le pareciere. Y Samuel creció, y Jehová 19

3. 20–4. 13 I Samuel 412
estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.
20 Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel
21 era fiel profeta de Jehová. Y Jehová volvió a aparecer en Silo;
porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de
Jehová.

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PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 2 VERSOS 1 AL 36

PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 2 VERSOS 1 AL 36

2 Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder
se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemi-
2 gos, Por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como
Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio
3 como el Dios nuestro. No multipliquéis palabras de grandeza
y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las
4 acciones. Los arcos de los fuertes fueron quebrados, Y los dé-
5 biles se ciñeron de poder. Los saciados se alquilaron por pan,
Y los hambrientos dejaron de tener hambre; Hasta la estéril

409 I Samuel 2. 6–22
ha dado a luz siete, Y la que tenía muchos hijos languidece.
Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace 6
subir. Jehová empobrece, y él enriquece; Abate, y enaltece. 7
Él levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menes- 8
teroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio
de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él
afirmó sobre ellas el mundo. El guarda los pies de sus santos, 9
Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte
por su propia fuerza. Delante de Jehová serán quebrantados 10
sus adversarios, Y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová
juzgará los confines de la tierra, Dará poder a su Rey, Y exaltará
el poderío de su Ungido. Y Elcana se volvió a su casa en 11
Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí.
Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento 12
de Jehová. Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, 13
que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote
mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio
de tres dientes, y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero 14
o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo
tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que
venía a Silo. Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el 15
criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que
asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida,
sino cruda. Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura 16
primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No,
sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la
fuerza. Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de 17
los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas
de Jehová. Y el joven Samuel ministraba en la presencia de 18
Jehová, vestido de un efod de lino. Y le hacía su madre una 19
túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su
marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Y Elí bendijo 20
a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer
en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa.
Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos 21
y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. Pero 22
Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con

2. 23–36 I Samuel 410
todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la
23 puerta del tabernáculo de reunión. Y les d¼o: ¿Por qué hacéis
cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros
24 malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama
25 la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare
el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si
alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos
no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto
26 hacerlos morir. Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto
27 delante de Dios y delante de los hombres. Y vino un varón de
Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté
yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egip-
28 to en casa de Faraón? Y yo le escogí por mi sacerdote entre
todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y
quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa
29 de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. ¿Por qué
habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé
ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que
a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de
30 mi pueblo Israel? Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo
había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante
de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo
tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que
31 me desprecian serán tenidos en poco. He aquí, vienen días en
que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de mo-
32 do que no haya anciano en tu casa. Verás tu casa humillada,
mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningún tiempo
33 habrá anciano en tu casa. El varón de los tuyos que yo no
corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma
de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la edad
34 viril. Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos,
35 Ofni y Finees: ambos morirán en un día. Y yo me suscitaré
un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma;
y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido
36 todos los días. Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a
postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado
de pan, diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los
ministerios, para que pueda comer un bocado de pan.


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PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 1 VERSOS 1 AL 28

PRIMER LIBRO DE SAMUEL CAPITULO 1
VERSOS 1 AL 28
primer libro de
samuel
Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de 1
Efraín, que se llamaba Elcana ho de Jeroham, hijo
de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. Y tenía 2
él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la
otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. Y 3
todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y
para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde
estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, da- 4
ba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas,
a cada uno su parte. Pero a Ana daba una parte escogida; 5
porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido
tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristecién- 6
dola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. Así 7
hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba
así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. Y Elcana su marido 8
le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué
está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; 9
y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto
a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma 10
oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: 11
Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de
tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva,
sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a
Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su
cabeza. Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí 12
estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su 13
corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía;
y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo 14
estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: 15
No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he

1. 16–2. 5 I Samuel 408
bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante
de Jehová. 16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque
por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado
17 hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Is18
rael te otorgue la petición que le has hecho. Y ella dijo: Halle
tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su
19 camino, y comió, y no estuvo más triste. Y levantándose de
mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a
su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová
20 se acordó de ella. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después
de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por
21 nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. Después
subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer
22 a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. Pero Ana no
subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño
sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de
23 Jehová, y se quede allá para siempre. Y Elcana su marido le
respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo
destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó
24 la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. Después que lo
hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de
harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en
25 Silo; y el niño era pequeño. Y matando el becerro, trajeron
26 el niño a Elí. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor
mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a
27 Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva,
será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.

Fuente: LA SANTA BIBLIA
ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
ANTIGUA VERSIÓN DE CASIODORO DE REINA (1569)
REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602)
OTRAS REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
Reina-Valera 1960
Bibles.org.uk, London.

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