JUECES CAPITULO 20 VERSOS 1 AL 48

JUECES CAPITULO 20 VERSOS 1 AL 48
20 Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la
congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba
2 y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa. Y los jefes de todo
el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en
la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a
3 pie que sacaban espada. Y los hijos de Benjamín oyeron que
los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de
4 Israel: Decid cómo fue esta maldad. Entonces el varón levita,
marido de la mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa
de Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche.
5 Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la
casa por la noche, con idea de matarme, y a mi concubina la
6 humillaron de tal manera que murió. Entonces tomando yo
mi concubina, la corté en pedazos, y la envié por todo el territorio
de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y
7 crimen en Israel. He aquí todos vosotros sois hijos de Israel;
8 dad aquí vuestro parecer y consejo. Entonces todo el pueblo,
como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros
irá a su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa.
9 Mas esto es ahora lo que haremos a Gabaa: contra ella subire-
10 mos por sorteo. Tomaremos diez hombres de cada ciento por
todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de cada
diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que yendo a
Gabaa de Benjamín le hagan conforme a toda la abominación
11 que ha cometido en Israel. Y se juntaron todos los hombres
12 de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre. Y
las tribus de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín,
diciendo: ¿Qué maldad es ésta que ha sido hecha entre
13 vosotros? Entregad, pues, ahora a aquellos hombres perversos
que están en Gabaa, para que los matemos, y quitemos el
mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la voz de
14 sus hermanos los hijos de Israel, sino que los de Benjamín se
juntaron de las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra
15 los hijos de Israel. Y fueron contados en aquel tiempo los hi

397 Jueces 20. 16–30
jos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que
sacaban espada, sin los que moraban en Gabaa, que fueron
por cuenta setecientos hombres escogidos. De toda aquella 16
gente había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos,
todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello,
y no erraban. Y fueron contados los varones de Israel, fuera 17
de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada,
todos estos hombres de guerra. Luego se levantaron los h¼os 18
de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios,
diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra
contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será
el primero. Se levantaron, pues, los hijos de Israel por la ma- 19
ñana, contra Gabaa. Y salieron los hijos de Israel a combatir 20
contra Benjamín, y los varones de Israel ordenaron la batalla
contra ellos junto a Gabaa. Saliendo entonces de Gabaa los 21
hijos de Benjamín, derribaron por tierra aquel día veintidós mil
hombres de los hijos de Israel. Mas reanimándose el pueblo, 22
los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo
lugar donde la habían ordenado el primer día. Porque los hijos 23
de Israel subieron y lloraron delante de Jehová hasta la noche,
y consultaron a Jehová, diciendo: ¿Volveremos a pelear con los
hijos de Benjamín nuestros hermanos? Y Jehová les respondió:
Subid contra ellos. Por lo cual se acercaron los hijos de Israel 24
contra los hijos de Benjamín el segundo día. Y aquel segundo 25
día, saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos, derribaron por
tierra otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos
los cuales sacaban espada. Entonces subieron todos los h¼os 26
de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y
lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron
aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas
de paz delante de Jehová. Y los hijos de Israel preguntaron 27
a Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos
días, y Finees hijo de Eleazar, hijo de Aarón, ministraba 28
delante de ella en aquellos días), y dijeron: ¿Volveremos aún
a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para
pelear, o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana
yo os los entregaré. Y puso Israel emboscadas alrededor de 29
Gabaa. Subiendo entonces los hijos de Israel contra los hijos 30

20. 31–44 Jueces 398
de Benjamín el tercer día, ordenaron la batalla delante de Ga-
31 baa, como las otras veces. Y salieron los hijos de Benjamín al
encuentro del pueblo, alejándose de la ciudad; y comenzaron
a herir a algunos del pueblo, matándolos como las otras veces
por los caminos, uno de los cuales sube a Bet-el, y el otro a
Gabaa en el campo; y mataron unos treinta hombres de Israel.
32 Y los hijos de Benjamín decían: Vencidos son delante de nosotros,
como antes. Mas los hijos de Israel decían: Huiremos,
33 y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos. Entonces se
levantaron todos los de Israel de su lugar, y se pusieron en
orden de batalla en Baal-tamar; y también las emboscadas de
34 Israel salieron de su lugar, de la pradera de Gabaa. Y vinieron
contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel,
y la batalla arreciaba; mas ellos no sabían que ya el desastre
35 se acercaba a ellos. Y derrotó Jehová a Benjamín delante de
Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a veinticinco mil
cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.
36 Y vieron los hijos de Benjamín que eran derrotados; y los hijos
de Israel cedieron campo a Benjamín, porque estaban confiados
en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa.
37 Y los hombres de las emboscadas acometieron prontamente a
Gabaa, y avanzaron e hirieron a filo de espada a toda la ciudad.
38 Y era la señal concertada entre los hombres de Israel y las emboscadas,
que hiciesen subir una gran humareda de la ciudad.
39 Luego, pues, que los de Israel retrocedieron en la batalla, los
de Benjamín comenzaron a herir y matar a la gente de Israel
como treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han
40 caído delante de nosotros, como en la primera batalla. Mas
cuando la columna de humo comenzó a subir de la ciudad, los
de Benjamín miraron hacia atrás; y he aquí que el humo de la
41 ciudad subía al cielo. Entonces se volvieron los hombres de
Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque vieron
42 que el desastre había venido sobre ellos. Volvieron, por tanto,
la espalda delante de Israel hacia el camino del desierto;
pero la batalla los alcanzó, y los que salían de las ciudades
43 los destruían en medio de ellos. Así cercaron a los de Benjamín,
y los acosaron y hollaron desde Menúha hasta enfrente
44 de Gabaa hacia donde nace el sol. Y cayeron de Benjamín

399 Jueces 20. 45–21. 12
dieciocho mil hombres, todos ellos hombres de guerra. Vol- 45
viéndose luego, huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón,
y de ellos fueron abatidos cinco mil hombres en los caminos;
y fueron persiguiéndolos aun hasta Gidom, y mataron de ellos
a dos mil hombres. Fueron todos los que de Benjamín mu- 46
rieron aquel día, veinticinco mil hombres que sacaban espada,
todos ellos hombres de guerra. Pero se volvieron y huyeron 47
al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales
estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses. Y los hombres 48
de Israel volvieron sobre los hijos de Benjamín, y los hirieron
a filo de espada, así a los hombres de cada ciudad como a las
bestias y todo lo que fue hallado; asimismo pusieron fuego a
todas las ciudades que hallaban.


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ANTIGUA VERSIÓN DE CASIODORO DE REINA (1569)
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JUECES CAPITULO 19 VERSOS 1 AL 30

JUECES CAPITULO 19 VERSOS 1 AL 30
En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un 19
levita que moraba como forastero en la parte más remota del

19. 2–16 Jueces 394
monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina
2 de Belén de Judá. Y su concubina le fue infiel, y se fue de
él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante
3 cuatro meses. Y se levantó su marido y la siguió, para hablarle
amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un criado, y
un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre.
4 Y viéndole el padre de la joven, salió a recibirle gozoso; y le
detuvo su suegro, el padre de la joven, y quedó en su casa tres
5 días, comiendo y bebiendo y alojándose allí. Al cuarto día,
cuando se levantaron de mañana, se levantó también el levita
para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: Conforta
6 tu corazón con un bocado de pan, y después os iréis. Y se
sentaron ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre
de la joven dijo al varón: Yo te ruego que quieras pasar aquí la
7 noche, y se alegrará tu corazón. Y se levantó el varón para irse,
8 pero insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche. Al quinto
día, levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la
joven: Conforta ahora tu corazón, y aguarda hasta que decline
9 el día. Y comieron ambos juntos. Luego se levantó el varón
para irse, él y su concubina y su criado. Entonces su suegro,
el padre de la joven, le dijo: He aquí ya el día declina para
anochecer, te ruego que paséis aquí la noche; he aquí que el día
se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu corazón; y mañana
os levantaréis temprano a vuestro camino y te irás a tu casa.
10 Mas el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó
y se fue, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén,
11 con su par de asnos ensillados, y su concubina. Y estando ya
junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a
su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos,
12 para que pasemos en ella la noche. Y su señor le respondió: No
iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos
de Israel, sino que pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado:
13 Ven, sigamos hasta uno de esos lugares, para pasar la noche en
14 Gabaa o en Ramá. Pasando, pues, caminaron, y se les puso
15 el sol junto a Gabaa que era de Benjamín. Y se apartaron del
camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando,
se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los
16 acogiese en casa para pasar la noche. Y he aquí un hombre

395 Jueces 19. 17–29
viejo que venía de su trabajo del campo al anochecer, el cual
era del monte de Efraín, y moraba como forastero en Gabaa;
pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín. Y 17
alzando el viejo los ojos, vio a aquel caminante en la plaza de
la ciudad, y le dijo: ¿A dónde vas, y de dónde vienes? Y él 18
respondió: Pasamos de Belén de Judá a la parte más remota
del monte de Efraín, de donde soy; y había ido a Belén de
Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me
reciba en casa. Nosotros tenemos paja y forraje para nuestros 19
asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva,
y para el criado que está con tu siervo; no nos hace falta nada.
Y el hombre anciano dijo: Paz sea contigo; tu necesidad toda 20
quede solamente a mi cargo, con tal que no pases la noche en
la plaza. Y los trajo a su casa, y dio de comer a sus asnos; y se 21
lavaron los pies, y comieron y bebieron. Pero cuando estaban 22
gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres
perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron
al anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha
entrado en tu casa, para que lo conozcamos. Y salió a ellos 23
el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego
que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en
mi casa, no hagáis esta maldad. He aquí mi hija virgen, y la 24
concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced
con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan
infame. Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que 25
tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron
a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y
la dejaron cuando apuntaba el alba. Y cuando ya amanecía, 26
vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel
hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día. Y se 27
levantó por la mañana su señor, y abrió las puertas de la casa,
y salió para seguir su camino; y he aquí la mujer su concubina
estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos
sobre el umbral. Él le dijo: Levántate, y vámonos; pero ella 28
no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre
su asno, se levantó y se fue a su lugar. Y llegando a su casa, 29
tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por
sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de

19. 30–20. 15 Jueces 396
30 Israel. Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho
ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel
subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto,
tomad consejo, y hablad.

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JUECES CAPITULO 18 VERSOS 1 AL 31

JUECES CAPITULO 18 VERSOS 1 AL 31

En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días 18
la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque
hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus
de Israel. Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hom- 2
bres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para
que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id
y reconoced la tierra. Éstos vinieron al monte de Efraín, hasta
la casa de Micaía, y allí posaron. Cuando estaban cerca de 3
la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y lle-

18. 4–17 Jueces 392
gando allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿y qué haces
4 aquí? ¿y qué tienes tú por aquí? Él les respondió: De esta
y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado
5 para que sea su sacerdote. Y ellos le dijeron: Pregunta, pues,
ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje
6 que hacemos. Y el sacerdote les respondió: Id en paz; delante
7 de Jehová está vuestro camino en que andáis. Entonces aquellos
cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el
pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado,
conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en
aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien
poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían
8 negocios con nadie. Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en
Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos res-
9 pondieron: Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros
hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena;
¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en
10 marcha para ir a tomar posesión de la tierra. Cuando vayáis,
llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa,
pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no
11 hay falta de cosa alguna que haya en la tierra. Entonces salieron
de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la
12 familia de Dan, armados de armas de guerra. Fueron y acamparon
en Quiriat-jearim en Judá, por lo cual llamaron a aquel
lugar el campamento de Dan, hasta hoy; está al occidente de
13 Quiriat-jearim. Y de allí pasaron al monte de Efraín, y vinie-
14 ron hasta la casa de Micaía. Entonces aquellos cinco hombres
que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos:
¿No sabéis que en estas casas hay efod y terafines, y
una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por tanto, lo
15 que habéis de hacer. Cuando llegaron allá, vinieron a la casa
del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo
16 estaba. Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de
Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada
17 de la puerta. Y subiendo los cinco hombres que habían ido
a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de
talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras
estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos

393 Jueces 18. 18–19. 1
hombres armados de armas de guerra. Entrando, pues, aqué- 18
llos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod,
los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo:
¿Qué hacéis vosotros? Y ellos le respondieron: Calla, pon la 19
mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro
padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa
de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel? Y 20
se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los
terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo. Y ellos 21
se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y el
bagaje por delante. Cuando ya se habían alejado de la casa 22
de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a
la casa de Micaía se juntaron y siguieron a los hijos de Dan. Y 23
dando voces a los de Dan, éstos volvieron sus rostros, y dijeron
a Micaía: ¿Qué tienes, que has juntado gente? Él respondió: 24
Tomasteis mis dioses que yo hice y al sacerdote, y os vais; ¿qué
más me queda? ¿Por qué, pues, me decís: ¿Qué tienes? Y los 25
hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, no sea que
los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida
y la vida de los tuyos. Y prosiguieron los hijos de Dan su 26
camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, volvió y
regresó a su casa. Y ellos, llevando las cosas que había hecho 27
Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais,
al pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada,
y quemaron la ciudad. Y no hubo quien los defendiese, por- 28
que estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y
la ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego
reedificaron la ciudad, y habitaron en ella. Y llamaron el 29
nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan
su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad
Lais. Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; 30
y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron
sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la
tierra. Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla 31
que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios
estuvo en Silo.

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JUECES CAPITULO 17 VERSOS 1 AL 13

JUECES CAPITULO 17 VERSOS 1 AL 13
391 Jueces 17. 1–18. 3
Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Mi- 17
caía, el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que 2
te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los
cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo
tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo
mío. Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y 3
su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por
mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición;
ahora, pues, yo te lo devuelvo. Mas él devolvió el dinero a 4
su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los
dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una
de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía. Y este 5
hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y
consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. En 6
aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien
le parecía. Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de 7
Judá, el cual era levita, y forastero allí. Este hombre partió 8
de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera
encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín,
vino a casa de Micaía. Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y 9
el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde
pueda encontrar lugar. Entonces Micaía le dijo: Quédate 10
en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré
diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se
quedó. Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue 11
para él como uno de sus hijos. Y Micaía consagró al levita, 12
y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de
Micaía. Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, 13
porque tengo un levita por sacerdote.

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JUECES CAPITULO 16 VERSOS 1 AL 31

JUECES CAPITULO 16 VERSOS 1 AL 31

16 Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó
2 a ella. Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y
lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de
la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo:
3 Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. Mas Sansón
durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó,
y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su
cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cum-
4 bre del monte que está delante de Hebrón. Después de esto
aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec,
5 la cual se llamaba Dalila. Y vinieron a ella los príncipes de
los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste
su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo

389 Jueces 16. 6–19
atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil
cien siclos de plata. Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que 6
me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás
ser atado para ser dominado. Y le respondió Sansón: Si me 7
ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces
me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.
Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes 8
que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos. Y ella 9
tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo:
¡Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como
se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se
supo el secreto de su fuerza. Entonces Dalila dijo a Sansón: 10
He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme,
pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado. Y él le 11
dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas que no se
hayan usado, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los
hombres. Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, 12
y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban
en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos como un hilo.
Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas 13
conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás
ser atado. Él entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi
cabeza con la tela y las asegurares con la estaca. Y ella las 14
aseguró con la estaca, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti!
Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar
con la tela. Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu 15
corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y
no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y 16
aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e
importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le 17
descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza
llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de
mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me
debilitaré y seré como todos los hombres. Viendo Dalila que 18
él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los
principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él
me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los
filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. Y ella 19

16. 20–31 Jueces 390
hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre,
quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a
20 afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los
filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo:
Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía
21 que Jehová ya se había apartado de él. Mas los filisteos le
echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le
22 ataron con cadenas para que moliese en la cárcel. Y el cabello
23 de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado. Entonces
los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer
sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro
24 dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. Y
viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios
entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor
de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de noso-
25 tros. Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón,
dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron
a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y
26 lo pusieron entre las columnas. Entonces Sansón dijo al joven
que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las
columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye
27 sobre ellas. Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos
los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto
había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando
28 el escarnio de Sansón. Entonces clamó Sansón a Jehová, y
d¼o: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te
ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome
29 venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió luego Sansón
las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la
casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre
30 una y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera
yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y
cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que
estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más
31 que los que había matado durante su vida. Y descendieron
sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le
llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de
su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.


Fuente: LA SANTA BIBLIA
ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
ANTIGUA VERSIÓN DE CASIODORO DE REINA (1569)
REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602)
OTRAS REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
Reina-Valera 1960
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JUECES CAPITULO 15 VERSOS 1 AL 20

JUECES CAPITULO 15 VERSOS 1 AL 20

Aconteció después de algún tiempo, que en los días de la 15
siega del trigo Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo:
Entraré a mi mujer en el aposento. Mas el padre de
ella no lo dejó entrar. Y dijo el padre de ella: Me persuadí 2
de que la aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana
menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su
lugar. Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez res- 3
pecto de los filisteos, si mal les hiciere. Y fue Sansón y cazó 4
trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso
una tea entre cada dos colas. Después, encendiendo las teas, 5
soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las
mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares. Y dijeron los 6
filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les contestaron: Sansón, el yerno
del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero.
Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y a su padre.
Entonces Sansón les dijo: Ya que así habéis hecho, juro que 7
me vengaré de vosotros, y después desistiré. Y los hirió ca- 8
dera y muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la
cueva de la peña de Etam. Entonces los filisteos subieron y 9
acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi. Y los varones 10
de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros?
Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para
hacerle como él nos ha hecho. Y vinieron tres mil hombres de 11
Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No

15. 12–16. 5 Jueces 388
sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué
nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como
12 ellos me hicieron. Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos
venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y
Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis.
13 Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos,
y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos.
Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir
14 de la peña. Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron
gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre
él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como
lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus
15 manos. Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió
16 la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. Entonces
Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos
17 montones; Con la quijada de un asno maté a mil hombres. Y
acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a
18 aquel lugar Ramat-lehi. Y teniendo gran sed, clamó luego a
Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano
de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de
19 los incircuncisos? Entonces abrió Dios la cuenca que hay en
Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se
reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore,
20 el cual está en Lehi, hasta hoy. Y juzgó a Israel en los días de
los filisteos veinte años.

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JUECES CAPITULO 14 VERSOS 1 AL 20

JUECES CAPITULO 14 VERSOS 1 AL 20
Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer 14
de las hijas de los filisteos. Y subió, y lo declaró a su padre y 2
a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las

14. 3–16 Jueces 386
3 hIJas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer. Y
su padre y su madre le dIijeron: ¿No hay mujer entre las hijas
de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas
tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió
a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me
4 agrada. Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de
Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en
5 aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel. Y Sansón
descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando
llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía
6 rugiendo hacia él. Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón,
quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin
tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su ma-
7 dre lo que había hecho. Descendió, pues, y habló a la mujer;
8 y ella agradó a Sansón. Y volviendo después de algunos días
para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto
del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre
9 de abejas, y un panal de miel. Y tomándolo en sus manos, se
fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y
a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les
descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león.
10 Vino, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí
11 banquete; porque así solían hacer los jóvenes. Y aconteció que
cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que
12 estuviesen con él. Y Sansón les dijo: Yo os propondré ahora
un enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y
descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos
13 de fiesta. Mas si no me lo podéis declarar, entonces vosotros
me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de
fiesta. Y ellos respondieron: Propón tu enigma, y lo oiremos.
14 Entonces les dijo: Del devorador salió comida, Y del fuerte salió
dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres
15 días. Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a
tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos
a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí
16 para despojarnos? Y lloró la mujer de Sansón en presencia
de él, y dijo: Solamente me aborreces, y no me amas, pues no
me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo.

387 Jueces 14. 17–15. 11
Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo
he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti? Y ella lloró en 17
presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas
al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo
declaró a los hijos de su pueblo. Al séptimo día, antes que 18
el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más
dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león? Y él
les respondió: Si no araseis con mi novilla, Nunca hubierais
descubierto mi enigma. Y el Espíritu de Jehová vino sobre 19
él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos;
y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que
habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió
a la casa de su padre. Y la mujer de Sansón fue dada a su 20
compañero, al cual él había tratado como su amigo.

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JUECES CAPITULO 13 VERSOS 1 AL 25

JUECES CAPITULO 13 VERSOS 1 AL 25
13 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos
de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por
2 cuarenta años. Y había un hombre de Zora, de la tribu de
Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca
3 había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová,
y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos;
4 pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no be-
5 bas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que
concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su
cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento,
y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
6 Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón
de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de
un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté
7 de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. Y
me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por
tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda,
porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento
8 hasta el día de su muerte. Entonces oró Manoa a Jehová, y
dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que
enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que
9 hayamos de hacer con el niño que ha de nacer. Y Dios oyó la
voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer,

385 Jueces 13. 10–14. 2
estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con
ella. Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, 10
diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino
a mí el otro día. Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y 11
vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la
mujer? Y él dijo: Yo soy. Entonces Manoa dijo: Cuando tus 12
palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del
niño, y qué debemos hacer con él? Y el ángel de Jehová res- 13
pondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que
yo le dije. No tomará nada que proceda de la vid; no beberá 14
vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que
le mandé. Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego 15
nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. Y el 16
ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no
comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a
Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.
Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, 17
para que cuando se cumpla tu palabra te honremos? Y el án- 18
gel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre,
que es admirable? Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, 19
y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro
ante los ojos de Manoa y de su mujer. Porque aconteció 20
que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de
Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y
de su mujer, los cuales se postraron en tierra. Y el ángel de 21
Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces
conoció Manoa que era el ángel de Jehová. Y dijo Manoa a 22
su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.
Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no 23
aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos
hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado
esto. Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre 24
Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu 25
de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos
de Dan, entre Zora y Estaol.


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JUECES CAPITULO 12 VERSOS 1 AL 15

JUECES CAPITULO 12 VERSOS 1 AL 15

Entonces se reunieron los varones de Efraín, y pasaron ha- 12
cia el norte, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra
contra los hijos de Amón, y no nos llamaste para que fuéramos
contigo? Nosotros quemaremos tu casa contigo. Y Jefté 2
les respondió: Yo y mi pueblo teníamos una gran contienda
con los hijos de Amón, y os llamé, y no me defendisteis de su
mano. Viendo, pues, que no me defendíais, arriesgué mi vida, 3
y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová me los entregó; ¿por
qué, pues, habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo?
Entonces reunió Jefté a todos los varones de Galaad, y peleó 4
contra Efraín; y los de Galaad derrotaron a Efraín, porque
habían dicho: Vosotros sois fugitivos de Efraín, vosotros los
galaaditas, en medio de Efraín y de Manasés. Y los galaadi- 5
tas tomaron los vados del Jordán a los de Efraín; y aconteció
que cuando decían los fugitivos de Efraín: Quiero pasar, los
de Galaad les preguntaban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía:
No, entonces le decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía 6
Sibolet; porque no podía pronunciarlo correctamente. Entonces
le echaban mano, y le degollaban junto a los vados del

12. 7–13. 9 Jueces 384
Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos
7 mil. Y Jefté juzgó a Israel seis años; y murió Jefté galaadita,
8 y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad. Después
9 de él juzgó a Israel Ibzán de Belén, el cual tuvo treinta hijos
y treinta hijas, las cuales casó fuera, y tomó de fuera treinta
10 hijas para sus hijos; y juzgó a Israel siete años. Y murió Ibzán,
11 y fue sepultado en Belén. Después de él juzgó a Israel Elón
12 zabulonita, el cual juzgó a Israel diez años. Y murió Elón zabulonita,
y fue sepultado en Ajalón en la tierra de Zabulón.
13 Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, piratonita.
14 Éste tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, que cabalgaban sobre
15 setenta asnos; y juzgó a Israel ocho años. Y murió Abdón hijo
de Hilel piratonita, y fue sepultado en Piratón, en la tierra de
Efraín, en el monte de Amalec.

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JUECES CAPITULO 11 VERSOS 1 AL 40

JUECES CAPITULO 11 VERSOS 1 AL 40

Jefté galaadita era esforzado y valeroso; era hijo de una mu- 11
jer ramera, y el padre de Jefté era Galaad. Pero la mujer de 2
Galaad le dio hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron fuera
a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre,
porque eres hijo de otra mujer. Huyó, pues, Jefté de sus her- 3
manos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres
ociosos, los cuales salían con él. Aconteció andando el tiempo, 4
que los hijos de Amón hicieron guerra contra Israel. Y cuando 5
los hijos de Amón hicieron guerra contra Israel, los ancianos
de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob; y dijeron 6
a Jefté: Ven, y serás nuestro jefe, para que peleemos contra
los hijos de Amón. Jefté respondió a los ancianos de Galaad: 7
¿No me aborrecisteis vosotros, y me echasteis de la casa de
mi padre? ¿Por qué, pues, venís ahora a mí cuando estáis en
aflicción? Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por 8
esta misma causa volvemos ahora a ti, para que vengas con
nosotros y pelees contra los hijos de Amón, y seas caudillo de
todos los que moramos en Galaad. Jefté entonces dijo a los 9
ancianos de Galaad: Si me hacéis volver para que pelee contra
los hijos de Amón, y Jehová los entregare delante de mí, ¿seré
yo vuestro caudillo? Y los ancianos de Galaad respondieron a 10
Jefté: Jehová sea testigo entre nosotros, si no hiciéremos como
tú dices. Entonces Jefté vino con los ancianos de Galaad, y el 11
pueblo lo eligió por su caudillo y jefe; y Jefté habló todas sus
palabras delante de Jehová en Mizpa. Y envió Jefté mensaje- 12
ros al rey de los amonitas, diciendo: ¿Qué tienes tú conmigo,
que has venido a mí para hacer guerra contra mi tierra? El 13
rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: Por
cuanto Israel tomó mi tierra, cuando subió de Egipto, desde
Arnón hasta Jaboc y el Jordán; ahora, pues, devuélvela en paz.
Y Jefté volvió a enviar otros mensajeros al rey de los amonitas, 14
para decirle: Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, 15
ni tierra de los hijos de Amón. Porque cuando Israel subió 16
de Egipto, anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, y llegó
a Cades. Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom, 17
diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra; pero el
rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab,

11. 18–33 Jueces 382
el cual tampoco quiso; se quedó, por tanto, Israel en Cades.
18 Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la
tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de
Moab, acampó al otro lado de Arnón, y no entró en territorio
19 de Moab; porque Arnón es territorio de Moab. Y envió Israel
mensajeros a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole:
Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar.
20 Mas Sehón no se fió de Israel para darle paso por su territorio,
sino que reuniendo Sehón toda su gente, acampó en Jahaza, y
21 peleó contra Israel. Pero Jehová Dios de Israel entregó a Sehón
y a todo su pueblo en mano de Israel, y los derrotó; y se
apoderó Israel de toda la tierra de los amorreos que habitaban
22 en aquel país. Se apoderaron también de todo el territorio del
amorreo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta
23 el Jordán. Así que, lo que Jehová Dios de Israel desposeyó
al amorreo delante de su pueblo Israel, ¿pretendes tú apode-
24 rarte de él? Lo que te hiciere poseer Quemos tu dios, ¿no lo
poseerías tú? Así, todo lo que desposeyó Jehová nuestro Dios
25 delante de nosotros, nosotros lo poseeremos. ¿Eres tú ahora
mejor en algo que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo
26 él cuestión contra Israel, o hizo guerra contra ellos? Cuando
Israel ha estado habitando por trescientos años a Hesbón y sus
aldeas, a Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que están
en el territorio de Arnón, ¿por qué no las habéis recobrado
27 en ese tiempo? Así que, yo nada he pecado contra ti, mas tú
haces mal conmigo peleando contra mí. Jehová, que es el juez,
28 juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón. Mas
el rey de los hijos de Amón no atendió a las razones que Jefté
29 le envió. Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por
Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y de
30 Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón. Y Jefté hizo voto
a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos,
31 cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme,
cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo
32 ofreceré en holocausto. Y fue Jefté hacia los hijos de Amón
33 para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. Y
desde Aroer hasta llegar a Minit, veinte ciudades, y hasta la
vega de las viñas, los derrotó con muy grande estrago. Así fue

383 Jueces 11. 34–12. 6
ron sometidos los amonitas por los hijos de Israel. Entonces 34
volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a
recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única;
no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vio, rompió 35
sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido,
y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he
dado palabra a Jehová, y no podré retractarme. Ella entonces 36
le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz
de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho
venganza en tus enemigos los hijos de Amón. Y volvió a decir 37
a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y
descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras.
Él entonces dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella 38
fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella 39
conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón.
Y se hizo costumbre en Israel, que de año en año fueran 40
las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita,
cuatro días en el año.

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JUECES CAPITULO 10 VERSOS 1 AL 1 AL 18

JUECES CAPITULO 10 VERSOS 1 AL 1 AL 18
Después de Abimelec, se levantó para librar a Israel Tola 10

10. 2–18 Jueces 380
hijo de Fúa, hijo de Dodo, varón de Isacar, el cual habitaba en
2 Samir en el monte de Efraín. Y juzgó a Israel veintitrés años;
3 y murió, y fue sepultado en Samir. Tras él se levantó Jair ga-
4 laadita, el cual juzgó a Israel veintidós años. Éste tuvo treinta
hijos, que cabalgaban sobre treinta asnos; y tenían treinta ciudades,
que se llaman las ciudades de Jair hasta hoy, las cuales
5 están en la tierra de Galaad. Y murió Jair, y fue sepultado
6 en Camón. Pero los h¼os de Israel volvieron a hacer lo malo
ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a Astarot, a
los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab,
a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos;
7 y dejaron a Jehová, y no le sirvieron. Y se encendió la ira de
Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y
8 en mano de los hijos de Amón; los cuales oprimieron y quebrantaron
a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años,
a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jor-
9 dán en la tierra del amorreo, que está en Galaad. Y los hijos
de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra
Judá y contra Benjamín y la casa de Efraín, y fue afligido
10 Israel en gran manera. Entonces los hijos de Israel clamaron
a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque
11 hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los baales. Y Jehová
respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de
12 Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos, de
los de Sidón, de Amalec y de Maón, y clamando a mí no os
13 libré de sus manos? Mas vosotros me habéis dejado, y habéis
14 servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más. Andad
y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren
15 ellos en el tiempo de vuestra aflicción. Y los hijos de Israel
respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como
bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día.
16 Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová;
17 y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel. Entonces
se juntaron los hijos de Amón, y acamparon en Galaad; se
juntaron asimismo los hijos de Israel, y acamparon en Mizpa.
18 Y los príncipes y el pueblo de Galaad dijeron el uno al otro:
¿Quién comenzará la batalla contra los hijos de Amón? Será

381 Jueces 11. 1–17
caudillo sobre todos los que habitan en Galaad.

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JUECES CAPITULO 9 VERSOS 1 AL 57

JUECES CAPITULO 9 VERSOS 1 AL 57

9 Abimelec hIJo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de
su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa
2 del padre de su madre, diciendo: Yo os ruego que digáis en
oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os
gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que
os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vues-
3 tro, y carne vuestra. Y hablaron por él los hermanos de su
madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras;
y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque
4 decían: Nuestro hermano es. Y le dieron setenta siclos de plata
del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló
5 hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. Y viniendo
a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de
Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó
6 Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. Entonces
se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y
fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del
7 pilar que estaba en Siquem. Cuando se lo dijeron a Jotam,
fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando
su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os
8 oiga Dios. Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y
9 dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió:

377 Jueces 9. 10–26
¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y
a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Y di- 10
jeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.
Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen 11
fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego 12
los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la 13
vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y
a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Dije- 14
ron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre
nosotros. Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me 15
elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra;
y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del
Líbano. Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis 16
procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien
con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a
la obra de sus manos (porque mi padre peleó por vosotros, y 17
expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madián, y 18
vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre,
y habéis matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma
piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec
hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); si con 19
verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y
con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros. Y 20
si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem
y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la
casa de Milo, que consuma a Abimelec. Y escapó Jotam y 21
huyó, y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec
su hermano. Después que Abimelec hubo dominado sobre 22
Israel tres años, envió Dios un mal espíritu entre Abimelec 23
y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra
Abimelec; para que la violencia hecha a los setenta hijos 24
de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre Abimelec su
hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que
fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos. Y 25
los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes asechadores
que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por
el camino; de lo cual fue dado aviso a Abimelec. Y Gaal hijo 26
de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los

9. 27–43 Jueces 378
27 de Siquem pusieron en él su confianza. Y saliendo al campo,
vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y
entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y
28 maldijeron a Abimelec. Y Gaal hijo de Ebed dijo: ¿Quién es
Abimelec, y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No
es h¼o de Jerobaal, y no es Zebul ayudante suyo? Servid a los
varones de Hamor padre de Siquem; pero ¿por qué le hemos de
29 servir a él? Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mano, pues
yo arrojaría luego a Abimelec, y diría a Abimelec: Aumenta
30 tus ejércitos, y sal. Cuando Zebul gobernador de la ciudad
31 oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira, y
envió secretamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aquí
que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem,
32 y he aquí que están sublevando la ciudad contra ti. Levántate,
pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y
33 pon emboscadas en el campo. Y por la mañana al salir el sol
madruga y cae sobre la ciudad; y cuando él y el pueblo que
está con él salgan contra ti, tú harás con él según se presente
34 la ocasión. Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el
pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Siquem
35 con cuatro compañías. Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso
a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el
36 pueblo que con él estaba, se levantaron de la emboscada. Y
viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí gente que desciende
de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: Tú ves
37 la sombra de los montes como si fueran hombres. Volvió Gaal
a hablar, y dijo: He allí gente que desciende de en medio de
la tierra, y una tropa viene por el camino de la encina de los
38 adivinos. Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora tu boca
con que decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No
es éste el pueblo que tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea
39 con él. Y Gaal salió delante de los de Siquem, y peleó contra
40 Abimelec. Mas lo persiguió Abimelec, y Gaal huyó delante de
41 él; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta. Y
Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a
42 sus hermanos, para que no morasen en Siquem. Aconteció el
siguiente día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a
43 Abimelec, el cual, tomando gente, la repartió en tres compa

379 Jueces 9. 44–10. 1
ñías, y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he aquí
el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los
atacó. Porque Abimelec y la compañía que estaba con él aco- 44
metieron con ímpetu, y se detuvieron a la entrada de la puerta
de la ciudad, y las otras dos compañías acometieron a todos
los que estaban en el campo, y los mataron. Y Abimelec peleó 45
contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y mató al
pueblo que en ella estaba; y asoló la ciudad, y la sembró de
sal. Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de 46
Siquem, se metieron en la fortaleza del templo del dios Berit.
Y fue dado aviso a Abimelec, de que estaban reunidos todos 47
los hombres de la torre de Siquem. Entonces subió Abimelec 48
al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y
tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los
árboles, y levantándola se la puso sobre sus hombros, diciendo
al pueblo que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer,
apresuraos a hacerlo como yo. Y todo el pueblo cortó tam- 49
bién cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron
junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza,
de modo que todos los de la torre de Siquem murieron,
como unos mil hombres y mujeres. Después Abimelec se fue 50
a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tomó. En medio de aquella 51
ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos
los hombres y las mujeres, y todos los señores de la ciudad; y
cerrando tras sí las puertas, se subieron al techo de la torre. Y 52
vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta
de la torre para prenderle fuego. Mas una mujer dejó caer 53
un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec,
y le rompió el cráneo. Entonces llamó apresuradamente a 54
su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no
se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y
murió. Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se 55
fueron cada uno a su casa. Así pagó Dios a Abimelec el mal 56
que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos. Y 57
todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre
sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam hijo de
Jerobaal.

Fuente: LA SANTA BIBLIA
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JUECES CAPITULO 8 VERSOS 1 AL 35

JUECES CAPITULO 8 VERSOS 1 AL 35
8 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has
hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra
2 contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente. A los cuales
él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros?
¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer?
3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes
de Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con
vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego
4 que él habló esta palabra. Y vino Gedeón al Jordán, y pasó
él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas
5 todavía persiguiendo. Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que
deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque
están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Ma-
6 dián. Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba
7 y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército? Y
Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba
y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos
8 del desierto. De allí subió a Peniel, y les dijo las mismas palabras.
Y los de Peniel le respondieron como habían respondido
9 los de Sucot. Y él habló también a los de Peniel, diciendo:
10 Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre. Y Zeba y Zalmuna
estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince
mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército
de los hijos del oriente; pues habían caído ciento veinte mil
11 hombres que sacaban espada. Subiendo, pues, Gedeón por el

375 Jueces 8. 12–27
camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de
Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no estaba en
guardia. Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió 12
a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto
a todo el ejército. Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la 13
batalla antes que el sol subiese, y tomó a un joven de los hom- 14
bres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres
de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete
varones. Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí a 15
Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo:
¿Están ya en tu mano Zeba y Zalmuna, para que demos
nosotros pan a tus hombres cansados? Y tomó a los ancianos 16
de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con
ellos a los de Sucot. Asimismo derribó la torre de Peniel, y 17
mató a los de la ciudad. Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué 18
aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y
ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía
hijo de rey. Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. 19
¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os
mataría! Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. 20
Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor,
pues era aún muchacho. Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: 21
Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su
valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna;
y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y 22
tu h¼o, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián.
Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, 23
ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros. Y 24
les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición; que cada uno
me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro,
porque eran ismaelitas). Ellos respondieron: De buena gana 25
te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los
zarcillos de su botín. Y fue el peso de los zarcillos de oro que 26
él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y joyeles
y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin
los collares que traían sus camellos al cuello. Y Gedeón hizo 27
de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y

8. 28–9. 9 Jueces 376
todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue
28 tropezadero a Gedeón y a su casa. Así fue subyugado Madián
delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar
cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29, 30 Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa. Y tuvo
Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, por-
31 que tuvo muchas mujeres. También su concubina que estaba
32 en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec. Y
murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en
33 el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas. Pero
aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron
a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a
34 Baal-berit. Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su
Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor;
35 ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es
Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel.

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JUECES CAPITULO 7 VERSOS 1 AL 25

JUECES CAPITULO 7 VERSOS 1 AL 25

7 Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón,
y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a
la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas
2 al norte, más allá del collado de More, en el valle. Y Jehová
dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que
yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe
3 Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora,
pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema
y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte
de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y
4 quedaron diez mil. Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el
pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo
te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que
5 yo te diga: Éste no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó
el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que
lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél
pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre
6 sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron
llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y
todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber
7 las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos
hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los
madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada
8 uno a su lugar. Y habiendo tomado provisiones para el pueblo,
y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su
tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el cam-
9 pamento de Madián abajo en el valle. Aconteció que aquella
noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento;
373 Jueces 7. 10–22
porque yo lo he entregado en tus manos. Y si tienes temor de 10
descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, y oirás 11
lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás
al campamento. Y él descendió con Fura su criado hasta los
puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento.
Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente 12
estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus
camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera
del mar en multitud. Cuando llegó Gedeón, he aquí que un 13
hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo:
He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba
hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la
golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo,
y la tienda cayó. Y su compañero respondió y dijo: Esto no 14
es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de
Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con
todo el campamento. Cuando Gedeón oyó el relato del sueño 15
y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel,
dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento
de Madián en vuestras manos. Y repartiendo los trescientos 16
hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en
sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los
cántaros. Y les dijo: Miradme a mí, y haced como hago yo; he 17
aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis
vosotros como hago yo. Yo tocaré la trompeta, y todos los 18
que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas
alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por Jehová y
por Gedeón! Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que 19
llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de
la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los
centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros
que llevaban en sus manos. Y los tres escuadrones tocaron 20
las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano
izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban,
y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón! Y se 21
estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento;
entonces todo el ejército echó a correr dando gritos
y huyendo. Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová 22
7. 23–8. 11 Jueces 374
puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el
campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de
23 Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. Y juntándose
los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés,
24 siguieron a los madianitas. Gedeón también envió mensajeros
por todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al encuentro
de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán
antes que ellos lleguen. Y juntos todos los hombres de Efraín,
25 tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. Y tomaron a dos
príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb
en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb;
y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas
de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.
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JUECES CAPITULO 6 VERSOS 1 AL 40

JUECES CAPITULO 6 VERSOS 1 AL 40
Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; 6
y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la 2
mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel,
por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes,
y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando 3
Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y
los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y 4
acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta
llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni
bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían 5
con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus
camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devas-
6. 6–21 Jueces 370
6 tarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por
7 causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Y
cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los
8 madianitas, Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta,
el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo
os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre.
9 Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que
os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di
10 su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis
a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no
11 habéis obedecido a mi voz. Y vino el ángel de Jehová, y se
sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás
abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el
12 lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová
se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado
13 y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová
está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y
dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han
contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora
Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de
14 los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu
fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te
15 envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré
yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés,
16 y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente
yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a
17 un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado
gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado con-
18 migo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti,
y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió:
19 Yo esperaré hasta que vuelvas. Y entrando Gedeón, preparó
un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la
carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo
20 presentó debajo de aquella encina. Entonces el ángel de Dios
le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre
21 esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. Y extendiendo
el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con
la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la
371 Jueces 6. 22–36
peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el
ángel de Jehová desapareció de su vista. Viendo entonces Ge- 22
deón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he
visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz 23
a ti; no tengas temor, no morirás. Y edificó allí Gedeón altar 24
a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta
hoy en Ofra de los abiezeritas. Aconteció que la misma noche 25
le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo
toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene,
y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y 26
edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en
lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en
holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás
cortado. Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, 27
e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la
familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de
noche. Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, 28
he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortada la imagen
de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido
ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. Y se dijeron 29
unos a otros: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo,
les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los
hombres de la ciudad dijeron a Joás: Saca a tu hijo para que 30
muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la
imagen de Asera que estaba junto a él. Y Joás respondió a 31
todos los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por
Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él,
que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo
con el que derribó su altar. Aquel día Gedeón fue llamado 32
Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto derribó
su altar. Pero todos los madianitas y amalecitas y los del 33
oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de
Jezreel. Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, 34
y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con
él. Y envió mensajeros por todo Manasés, y ellos también se 35
juntaron con él; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón
y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles. Y Gedeón dijo 36
a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho,
6. 37–7. 9 Jueces 372
37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío
estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra
tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano,
38 como lo has dicho. Y aconteció así, pues cuando se levantó
de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón
39 lleno de agua. Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira
contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora
otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede
40 seco, y el rocío sobre la tierra. Y aquella noche lo hizo Dios
así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.
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JUECES CAPITULO 5 VERSOS 1 AL 31

JUECES CAPITULO 5 VERSOS 1 AL 31
Aquel día cantó Débora con Barac hijo de Abinoam, di- 5
5. 2–19 Jueces 368
2 ciendo: Por haberse puesto al frente los caudillos en Israel,
Por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, Load a Jeho-
3 vá. Oíd, reyes; escuchad, oh príncipes; Yo cantaré a Jehová,
4 Cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel. Cuando saliste de
Seir, oh Jehová, Cuando te marchaste de los campos de Edom,
La tierra tembló, y los cielos destilaron, Y las nubes gotearon
5 aguas. Los montes temblaron delante de Jehová, Aquel Si-
6 naí, delante de Jehová Dios de Israel. En los días de Samgar
h¼o de Anat, En los días de Jael, quedaron abandonados los
caminos, Y los que andaban por las sendas se apartaban por
7 senderos torcidos. Las aldeas quedaron abandonadas en Israel,
habían decaído, Hasta que yo Débora me levanté, Me
8 levanté como madre en Israel. Cuando escogían nuevos dioses,
La guerra estaba a las puertas; ¿Se veía escudo o lanza
9 Entre cuarenta mil en Israel? Mi corazón es para vosotros, jefes
de Israel, Para los que voluntariamente os ofrecisteis entre
10 el pueblo. Load a Jehová. Vosotros los que cabalgáis en asnas
blancas, Los que presidís en juicio, Y vosotros los que viajáis,
11 hablad. Lejos del ruido de los arqueros, en los abrevaderos,
Allí repetirán los triunfos de Jehová, Los triunfos de sus aldeas
en Israel; Entonces marchará hacia las puertas el pueblo
12 de Jehová. Despierta, despierta, Débora; Despierta, despierta,
entona cántico. Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo
13 de Abinoam. Entonces marchó el resto de los nobles; El pue-
14 blo de Jehová marchó por él en contra de los poderosos. De
Efraín vinieron los radicados en Amalec, En pos de ti, Benjamín,
entre tus pueblos; De Maquir descendieron príncipes, Y
15 de Zabulón los que tenían vara de mando. Caudillos también
de Isacar fueron con Débora; Y como Barac, también Isacar Se
precipitó a pie en el valle. Entre las familias de Rubén Hubo
16 grandes resoluciones del corazón. ¿Por qué te quedaste entre
los rediles, Para oír los balidos de los rebaños? Entre las fami-
17 lias de Rubén Hubo grandes propósitos del corazón. Galaad
se quedó al otro lado del Jordán; Y Dan, ¿por qué se estuvo
junto a las naves? Se mantuvo Aser a la ribera del mar, Y se
18 quedó en sus puertos. El pueblo de Zabulón expuso su vida a
19 la muerte, Y Neftalí en las alturas del campo. Vinieron reyes
y pelearon; Entonces pelearon los reyes de Canaán, En Taa
369 Jueces 5. 20–6. 5
nac, junto a las aguas de Meguido, Mas no llevaron ganancia
alguna de dinero. Desde los cielos pelearon las estrellas; Des- 20
de sus órbitas pelearon contra Sísara. Los barrió el torrente 21
de Cisón, El antiguo torrente, el torrente de Cisón. Marcha,
oh alma mía, con poder. Entonces resonaron los cascos de los 22
caballos Por el galopar, por el galopar de sus valientes. Mal- 23
decid a Meroz, d¼o el ángel de Jehová; Maldecid severamente
a sus moradores, Porque no vinieron al socorro de Jehová, Al
socorro de Jehová contra los fuertes. Bendita sea entre las 24
mujeres Jael, Mujer de Heber ceneo; Sobre las mujeres bendita
sea en la tienda. El pidió agua, y ella le dio leche; En tazón 25
de nobles le presentó crema. Tendió su mano a la estaca, Y 26
su diestra al mazo de trabajadores, Y golpeó a Sísara; hirió su
cabeza, Y le horadó, y atravesó sus sienes. Cayó encorvado 27
entre sus pies, quedó tendido; Entre sus pies cayó encorvado;
Donde se encorvó, allí cayó muerto. La madre de Sísara se 28
asoma a la ventana, Y por entre las celosías a voces dice: ¿Por
qué tarda su carro en venir? ¿Por qué las ruedas de sus carros
se detienen? Las más avisadas de sus damas le respondían, 29
Y aun ella se respondía a sí misma: ¿No han hallado botín, 30
y lo están repartiendo? A cada uno una doncella, o dos; Las
vestiduras de colores para Sísara, Las vestiduras bordadas de
colores; La ropa de color bordada de ambos lados, para los jefes
de los que tomaron el botín. Así perezcan todos tus enemigos, 31
oh Jehová; Mas los que te aman, sean como el sol cuando sale
en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.
Fuente: LA SANTA BIBLIA
ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
ANTIGUA VERSIÓN DE CASIODORO DE REINA (1569)
REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602)
OTRAS REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
Reina-Valera 1960
Bibles.org.uk, London.

JUECES CAPITULO 4 VERSOS 1 AL 24

JUECES CAPITULO 4 VERSOS 1 AL 24
4 Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron
2 a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. Y Jehová los vendió
en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor;
y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habita-
3 ba en Haroset-goim. Entonces los hijos de Israel clamaron
a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y
había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte
4 años. Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débo-
5 ra, profetisa, mujer de Lapidot; y acostumbraba sentarse bajo
la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de
6 Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. Y ella envió
a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le
d¼o: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve,
junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez
mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón;
7 y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del
ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en
8 tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré;
9 pero si no fueres conmigo, no iré. Ella dijo: Iré contigo; mas
no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque
en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose
367 Jueces 4. 10–5. 1
Débora, fue con Barac a Cedes. Y juntó Barac a Zabulón y 10
a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando;
y Débora subió con él. Y Heber ceneo, de los hijos de Hobab 11
suegro de Moisés, se había apartado de los ceneos, y había
plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a
Cedes. Vinieron, pues, a Sísara las nuevas de que Barac hijo 12
de Abinoam había subido al monte de Tabor. Y reunió Sísara 13
todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo
que con él estaba, desde Haroset-goim hasta el arroyo de
Cisón. Entonces Débora dijo a Barac: Levántate, porque éste 14
es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos.
¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del
monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él. Y Jehová 15
quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a
filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro,
y huyó a pie. Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta 16
Haroset-goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada,
hasta no quedar ni uno. Y Sísara huyó a pie a la tienda de 17
Jael mujer de Heber ceneo; porque había paz entre Jabín rey
de Hazor y la casa de Heber ceneo. Y saliendo Jael a recibir 18
a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor.
Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta.
Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues 19
tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y
le volvió a cubrir. Y él le dijo: Estate a la puerta de la tien- 20
da; y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí
alguno? tú responderás que no. Pero Jael mujer de Heber to- 21
mó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano,
se le acercó calladamente y le metió la estaca por las sienes,
y la enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y
cansado; y así murió. Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a 22
recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón que tú buscas.
Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto
con la estaca por la sien. Así abatió Dios aquel día a Jabín, 23
rey de Canaán, delante de los hijos de Israel. Y la mano de 24
los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín
rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.
Fuente: LA SANTA BIBLIA
ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
ANTIGUA VERSIÓN DE CASIODORO DE REINA (1569)
REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602)
OTRAS REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
Reina-Valera 1960
Bibles.org.uk, London.

JUECES CAPITULO 3 VERSOS 1 AL 31

JUECES CAPITULO 3 VERSOS 1 AL 31
3 Éstas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar
con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido
2 todas la guerras de Canaán; solamente para que el linaje de
los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen
3 a los que antes no la habían conocido: los cinco príncipes de
los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que
habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón
4 hasta llegar a Hamat. Y fueron para probar con ellos a Israel,
para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que
5 él había dado a sus padres por mano de Moisés. Así los hijos
de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, fere-
6 zeos, heveos y jebuseos. Y tomaron de sus hijas por mujeres,
y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
7 Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Je-
365 Jueces 3. 8–24
hová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales
y a las imágenes de Asera. Y la ira de Jehová se encendió 8
contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de
Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim
ocho años. Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y 9
Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró;
esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. Y 10
el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió
a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey
de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. Y re- 11
posó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz.
Volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos de 12
Jehová; y Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab contra Israel,
por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová. Éste 13
juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y vino e hirió
a Israel, y tomó la ciudad de las palmeras. Y sirvieron los 14
hijos de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años. Y 15
clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un
libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo.
Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey
de Moab. Y Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un 16
codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado derecho.
Y entregó el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón 17
hombre muy grueso. Y luego que hubo entregado el presen- 18
te, despidió a la gente que lo había traído. Mas él se volvió 19
desde los ídolos que están en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra
secreta tengo que decirte. Él entonces dijo: Calla. Y salieron
de delante de él todos los que con él estaban. Y se le acercó 20
Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo:
Tengo palabra de Dios para ti. Él entonces se levantó de la silla.
Entonces alargó Aod su mano izquierda, y tomó el puñal 21
de su lado derecho, y se lo metió por el vientre, de tal manera 22
que la empuñadura entró también tras la hoja, y la gordura
cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y salió el
estiércol. Y salió Aod al corredor, y cerró tras sí las puertas 23
de la sala y las aseguró con el cerrojo. Cuando él hubo salido, 24
vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la
sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de
3. 25–4. 9 Jueces 366
25 verano. Y habiendo esperado hasta estar confusos, porque él
no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron; y
26 he aquí su señor caído en tierra, muerto. Mas entre tanto que
ellos se detuvieron, Aod escapó, y pasando los ídolos, se puso
27 a salvo en Seirat. Y cuando había entrado, tocó el cuerno en
el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él
28 del monte, y él iba delante de ellos. Entonces él les dijo: Seguidme,
porque Jehová ha entregado a vuestros enemigos los
moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y
tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a
29 ninguno. Y en aquel tiempo mataron de los moabitas como
diez mil hombres, todos valientes y todos hombres de guerra;
30 no escapó ninguno. Así fue subyugado Moab aquel día bajo
31 la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años. Después de
él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres
de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó
a Israel.
Fuente: LA SANTA BIBLIA
ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
ANTIGUA VERSIÓN DE CASIODORO DE REINA (1569)
REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602)
OTRAS REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
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PRIMER LIBRO DE LOS REYES CAPITULO 4 VERSOS 1 AL 34

 PRIMER LIBRO DE LOS REYES CAPITULO 4 VERSOS 1 AL 34 Se enumeran los oficiales de la corte de Salomón — Salomón gobierna en paz y en prosper...